Al estado transmutado y perfeccionado de la personalidad humana se le llama "La Piedra de los Filósofos". Es por medio de esa personalidad transformada que el alquimista consigue el dominio sobre todas las formas y fuerzas del plano físico. La Piedra de los Filósofos es un estado de consciencia que convierte a quien lo alcanza en un co-regente con Dios, por lo que su confección es la condición para ser un miembro del Quinto Reino. El sustantivo piedra, en lengua hebrea, es el símbolo literal para ese estado de la personalidad transmutado y perfeccionado. Su escritura se forma con las letras Alef-Bet-Nun, en la que las dos primeras ?? forman la palabra padre (Ab), y las dos últimas ?? hijo (Ben). De modo que "Piedra" designa "la unión del Padre y el Hijo", esto es, la unión consciente de las naturalezas divina y humana que coexisten en el hombre. Nota: La lengua hebrea se escribe y lee de derecha a izquierda. La confección de La Piedra Filosofal es uno de los temas que mayor cobertura tiene en la literatura hermética. Me valdré de una analogía para explicarte lo medular de ese trabajo interior. Todos los humanos tenemos una dimensión espiritual que es nuestro Yo más interno; la chispa divina que es el centro y esencia de nuestro ser. Supongamos que esta parte nuestra es como un disco que contiene el pensamiento de Dios, es decir, la verdad acerca de todo y, además, que ese disco está grabado en 22 revoluciones por minuto. Tenemos, por otra parte, una dimensión humana o personalidad conformada por mente, emociones y cuerpo físico. A esta última la voy a representar con un aparato tocadiscos, cuyo plato puede girar a una velocidad sujeta a graduación. El caso de la gente común es que el plato del tocadiscos gira a mucha menor revolución que las 22 en que está grabado el disco. Consecuencia: los mensajes del disco se distorsionan y lo que se reproduce es pensamiento erróneo. Mientras la personalidad vibra, gira, a bajas revoluciones, entonces el hombre se equivoca en lo concerniente al por qué, el para qué y el cómo de las cosas. Analógicamente, la confección de La Piedra de los Filósofos consiste en elevar gradualmente la velocidad a que gira el plato del tocadiscos hasta, finalmente, lograr las 22 revoluciones por minuto. En esta nueva condición el pensamiento del hombre reproduce con exactitud las ideas del Ser y entonces, ese hombre o mujer puede decir, "Mi Padre y yo somos Uno".
viernes, 13 de febrero de 2009
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