martes, 10 de febrero de 2009


Para comenzar a utilizar las hojas que extrajiste de la planta, empieza por cortar sus espinas. Luego, corta un trozo de cinco centímetros aproximadamente y vuelve a cortarlo por la mitad, dejando al descubierto el gel que contiene. Procede entonces a aplicarlo en la zona que desees tratar.
Si deseas utilizar el gel para aplicaciones internas o para ingerir, debes separar totalmente la piel de la hoja, quedándote solamente con la parte del gel, procede a enjuagar (para quitarle la aloína de la superficie) y ya estará listo para ingerirlo. Recuerda que generalmente no se ingieren trozos de más de 10 centímetros por ingesta.
En las células poligonales de la hoja hay un líquido amarillo que es el que contiene la aloína, que debes enjuagar para quitárselo, ya que da un sabor muy amargo y tiene efecto purgante.
Conservación de las hojas
Si no vas a utilizar toda la hoja y dejaste un trozo sin ocupar, puedes guardarla en el frigorífico con un film transparente o con alguna bolsa de plástico. Pero recuerda que van perdiendo sus propiedades progresivamente y solamente duran hasta 20 días (muchas veces menos), por esta razón, es mejor meter las hojas enteras en el frigorífico para que se conserven más tiempo. Otra opción es colocarlas en un frasco con alcohol (de esta manera duran aproximadamente 45 días).

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