domingo, 15 de febrero de 2009

EL POMELO


Al pomelo, el mayor en tamaño de las frutas cítricas, también se le conoce con el nombre de toronjo, toronja o pamplemusa.
En ocasiones se confunde el pomelo con el pummelo (Citrus grandis Osbeck), un árbol que proporciona unos frutos muy similares a los pomelos pero de mayor tamaño, incluso de varios kilos. Éstos son frutos excesivamente ácidos y a nivel internacional tienen escaso valor comercial, aunque son muy apreciados en el lejano Oriente. Existe otro árbol, el cidro (Citrus medica L.) a cuyos frutos también se les conocen como toronjos o toronjas en muchos países, lo que puede llevar a confusión.
Fruta de origen incierto
No se conoce con exactitud el origen del pomelo, aunque numerosas investigaciones señalan que se trata de un cruce natural entre el naranjo dulce y el pummelo (una especie diferente) producido en Barbados, en las Indias Occidentales. Desde allí, su cultivo se extendió por todo el Caribe, y posteriormente a los Estados Unidos, donde comienza su producción a gran escala.
Hoy en día, el cultivo de pomelo se lleva a cabo en numerosos países tropicales y subtropicales y su producción mundial supera las 3,8 millones de toneladas, siendo Estados Unidos, el país líder con una producción de más de 2,3 millones de toneladas, y donde el 45 % se destina al consumo en fresco. Le siguen en importancia países como Argentina, Cuba, Chipre, Israel, México, Mozambique, Sudáfrica, China, Turquía y España (principalmente en las comunidades murciana y valenciana).
Variedades de pomelo
Las distintas variedades de pomelo se clasifican según la tonalidad de su pulpa. Las variedades blancas o comunes, son las que tienen la pulpa de color amarillo, y a pesar de ser las más cultivadas cada vez más se ven desplazadas por las variedades pigmentadas. Éstas últimas dan pomelos con la pulpa de tono rosa y rojizo y deben su color al pigmento licopeno. Su popularidad y consumo se ha incrementado en las dos últimas décadas en muchos países. El llamativo color sólo se produce si las temperaturas de cultivo son elevadas. El pomelo combina la forma de una naranja grande y el color amarillo de un limón, aunque también existen variedades de color verde, semejante a la piel de la lima.
La tonalidad de la pulpa de los pomelos es variada y atractiva y va desde el color amarillo, al rojo, pasando por el anaranjado. El contenido en carotenoides, pigmentos que le confieren el color anaranjado-rojizo, por tanto, será mayor cuanto más oscuro sea el tono de la pulpa, independientemente del color de la piel. Los carotenoides destacan en el campo de la nutrición por su función antioxidante, y consecuentemente, ejercen una acción preventiva en la enfermedad cardiovascular.
El sabor del pomelo desconcierta a mucha gente que lo prueba, que se encuentra con un sabor menos dulce que el de la naranja, menos ácido que el del limón y algo amargo.
Fresco o en zumo
Las posibilidades de tomar el pomelo son dos: fresco, aprovechamos su fibra rica en pectina, que se encuentra principalmente en la capa blanca que hay justo debajo de la piel y entre los gajos; y en zumo, una buena alternativa al de naranja o limón, o combinado con los anteriores.
Por su riqueza en vitamina C, aunque menor que la naranja, resulta un alimento interesante a incluir en la dieta durante los meses invernales. Un zumo elaborado con dos pomelos cubre el 100 por cien de las recomendaciones de esta vitamina, que desempeña funciones tan importantes como favorecer el buen funcionamiento del sistema de defensas. Y en estos días de invierno, mantener en óptimas condiciones el sistema inmunológico para prevenir infecciones y resfriados debe ser una de nuestras prioridades.
El pomelo y las enfermedades cardiovasculares
Diversos estudios epidemiológicos sugieren que una elevada ingesta de frutas, incluido el pomelo, y de verduras contribuyen a reducir el riesgo de padecer enfermedades de corazón. Los zumos de cítricos, especialmente el zumo de pomelo y de naranja, son fuentes importantes de flavonoides, folato y de vitamina C, por lo que diversos estudios han considerado su papel en la salud cardiovascular:
El efecto beneficioso se debe en parte a componentes fitoquímicos tales como los flavonoides (sustancia antioxidante), que se sabe inhiben la oxidación del llamado" mal colesterol" (LDL-c), reduciéndo de este modo el riesgo de que éste se deposite en la paredes de los vasos sanguíneos.
Por otro lado, la vitamina C y los beta-carotenos presentes en cantidades elevadas en el zumo de pomelo, actúan también como potentes antioxidantes.
Además, el ácido fólico, también reduce los niveles de "homocisteína", un intermediario en el metabolismo proteico, que se sabe está implicado como factor de riesgo en enfermedades cardiovasculares.
Sin embargo, para cuidar nuestra salud no basta con tomar un zumo de pomelo o de naranja al día, debemos seguir las recomendaciones de dieta equilibrada en la que los expertos nos dicen que tomando de 2 a 4 raciones de frutas variadas, y de 3 a 5 raciones de verduras al día, aseguramos la ingesta de todos los nutrientes cardioprotectores mencionados.

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